lunes, 31 de agosto de 2015

Empieza el cole. ¡Iuju!




Oh, septiembre, por qué eres tú septiembre. Mes de cambios, mes de comienzos, mes en el que todo el mundo vuelve a apuntarse al gimnasio, vuelve a prometer dejar de fumar, vuelve a decir lo de “este año empiezo la dieta antes, que luego me pilla el toro”; vuelve, en resumen, a prometer todo lo que prometió el uno de enero y dejó de hacer el día cinco. Mes también en el que vuelve el cole, y los y las profesoras volvemos a oír aquello de “qué, después de tres meses de vacaciones la vuelta se hace dura, ¿eh?”. Aparte de ese mes extra que nos dan todos los veranos, sí, la vuelta se hace dura. Si la gente tiene depresión post-vacacional después de quince días en la playa, imagínese usted después de dos meses. 
Pero volvemos con ganas, igual que los niños y niñas, que están hasta el gorro de ir a la piscina con los abuelos y se mueren por reconectar con sus amigos y amigas. El siete o el ocho de septiembre los tendremos otra vez en el aula, lo que nos da toda una semana para preparar lo que haremos en clase cuando lleguen. ¿Qué haremos en esos días? De todo. De hecho, tendremos la cabeza tan llena de ideas que esa semana se nos hará corta, pero si te organizas y priorizas igual consigues que te sobren unos días para organizar alguna de esas actividades que dijiste que llevarías a cabo en junio (si eres nueva/o, todo eso que se te ha ocurrido desde que has sabido que ibas a empezar de cero en un cole nuevo). 
He aquí una lista para los y las novatas que nunca hayan empezado un curso en un cole nuevo. No las escribo en orden de importancia, pero son pequeños detalles que yo encuentro muy útiles a la hora de empezar un nuevo curso. Lo primero: no te agobies. Hay muchas cosas que querrás hacer (como, por ejemplo, planear la primera semana de clase, o el primer mes) que te serán muy difíciles si aún no conoces a tus alumnos/as. Date tiempo. Piensa que tienes todo un curso para hacerlo bien (y meter la pata, y corregirlo, y volver a meter la pata). 
  • Consigue una lista con los nombres de tus alumnos/as. Si eres tutor/a, asegúrate de que la lista viene con los números de teléfono de los tutores legales. Cuando empiece el curso, si tus alumnos/as son mayorcitos/as, no estaría de más que repasaras los teléfonos con la clase para asegurarte de que están al día por si hay alguna emergencia. Un consejo: no escribas los nombres en ningún sitio de donde no puedas borrarlos con facilidad. El principio del curso escolar trae un montón de cambios, y muchos de los nombres de la lista no aparecerán el primer día de clase, o se añadirán nuevos nombres. Espera una semana a hacer esos maravillosos carteles con los nombres o a apuntarlos en tu cuaderno de notas. 
  • Recoge la clase y tira todo lo que no necesites. No guardes las pinturas rotas por si puedes usarlas para algo. Líbrate de las fotocopias que la profesora del año pasado no usó pero dejó “por si acaso”. Libera espacios y lleva los materiales que no vayas a usar al almacén o algún lugar fuera de tu clase. Si fueras un gato, estarías marcando tu territorio. Es tu clase, empieza de cero, crea tu espacio. 
  • Prepara la clase según tu estilo. Asegúrate de tener sillas y mesas suficientes para todos los niños y niñas de tu clase (y algún extra no vendría mal, pero eso ya es más difícil). Coloca las mesas según tu estilo de dar clase (en U, en grupos, individuales, en parejas…), pero asegúrate de que puedes cambiarlo fácilmente por si tienes que corregir algo a mitad de curso. Estudia tu clase. ¿Dónde puedes poner la biblioteca, si es que quieres una? ¿Y el rincón de juegos para los niños más pequeños? ¿Un rincón de experimentación? Está en tu mano. Hazlo ahora, durante el curso será más difícil. 
  • Consigue material. Piensa en el instrumental básico que necesitas: pinturas, lápices extras, cartulinas, tizas… Durante el curso tendrás otras muchas necesidades, pero está bien tener un mínimo en clase. ¿Qué asignaturas vas a dar? ¿Necesitas diccionarios, cartulinas para hacer carteles, folios? Vete colocando el material por la clase y poniendo carteles para que los alumnos y alumnas lo encuentren con facilidad. 
  • Haz varias copias de tu horario. Pega una en un cuaderno, otra en la mesa donde siempre puedas verlo, en la pared donde puedan verlo los niños/as. Para noviembre te lo habrás aprendido, pero es muy útil si te tienen que sustituir. Deja también una lista de clase donde cualquiera pueda encontrarla (sin más datos personales que los nombres y apellidos). 
  • Aprende las normas básicas del colegio. Apunta cuándo te toca cuidar el patio, cuáles son las rutinas para entrar y salir del colegio (a veces se vigilan las escaleras), el horario de reuniones cuando empiecen las clases, tus obligaciones con respecto a seminarios, grupos de trabajo y demás. Créeme, dar clase no es lo único que se espera de ti. Y por favor, sé puntual. 
  • Familiarízate con el currículum. Echa un vistazo a los libros que tienes que utilizar. Lee los objetivos del curso. No te asustes por lo que parece una tarea imposible, los niños y niñas aprenden a veces a pesar del profesor/a. Lo lograrán y lo lograrás. 
  • Planifica la primera semana de clase, dejando margen para el cambio. Si eres tutora, tendrás que conocer primero a tus alumnos y alumnas. Piensa en juegos, en actividades que no sean cien por cien académicas. No significa que se vayan a pasar la primera semana jugando, pero es bueno que contemples estos primeros días como una adaptación para ti. Es el momento de saber cuánto saben. No des por supuesto que, si están en tercero, tienen que saber todo lo que dieron en segundo. Si eres especialista, prepárate para una lluvia de nombres y caras que no se diferenciarán unas de otras hasta Navidad. Haz algún juego que te permita saber el nivel de cada curso (estoy pensando en inglés, pero en música y gimnasia vale lo mismo). Repasa el horario con ellos/as. Explica qué esperas de ellos/as, cuál es tu estilo, qué vais a hacer durante el curso. Sé firme pero no inflexible. Preocúpate por conocerlos/as. 

Si consigues hacer todo esto en la primera semana de trabajo, en esos benditos días en los que puedes trabajar sin niños/as, estarás más que preparado/a para enfrentarte a lo que te echen. No te agobies, te va a dar tiempo; piensa que vas a pasar seis horas en el colegio, son suficientes para hacer de todo. Acomódate, haz tuya tu clase, conoce a tus compañeros y compañeras y disfruta de tu nuevo destino. Piensa que vas a pasar todo un año allí y terminará siendo como tu segunda casa. Disfruta. Relájate. Prepárate.
Empieza el curso. ¡A por ellos!