martes, 22 de septiembre de 2015

Ventajas de los "epals", "penpals", etc, y cómo aprovecharlas en el aula



Hoy no vengo a descubriros nada nuevo, por mucho palabrerío en inglés que use o términos mordernos que nos quieran vender. Los "epals", los "pen pals" o los amigos por carta de toda la vida son tan viejos como la Super Pop, donde al final de la revista te venía una sección de "contactos" que poco tenía que ver con la de los periódicos y sus fotos guarrillas; allí encontrabas adolescentes de todas las edades buscando cartearse con gente de su misma edad para crear amistades fuera de su ciudad. La gente exponía su nombre, apellido y dirección postal sin apuros y esperaba que un alma caritativa se animara a escribir una carta a un perfecto desconocido o desconocida con la ilusión de hacer amigos. He de confesar que yo siempre leía esta sección y más de una vez escribí una carta, pero al final me achanté y nunca las mandé. Hoy, con la llegada de los emails y los mensajes al móvil, estas secciones ya no existen. Que levanten la mano los/las afortunados/as que reciben una carta manuscrita en el buzón fuera de las fiestas navideñas. Qué ariscos nos hemos vuelto.

Lo que no significa que los pen pals hayan muerto. Las nuevas tecnologías han conseguido que ciertas puertas se vuelvan obsoletas, pero han creado inmensos portones con los que comunicarnos con otros lugares del mundo. Internet nos da la oportunidad de ir un paso más allá en el uso de los amigos por carta como recurso en clase, y ya no tenemos por qué limitarnos a escribir porque podemos mandar fotos, vídeos y enlaces de sonido. Pero, ¿merece la pena meterse en el berenjenal que supone contactar con otra clase y mantener el contacto durante todo un año? Yo lo he hecho tres cursos seguidos, y la respuesta es un rotundo SÍ. Las ventajas de escribirse con otra escuela son numerosas, y las horas que empleemos en llevar a cabo este programa serán horas (de clase, de preparación) muy bien empleadas. Y no soy yo la única que opina así. Para escribir este post he echado un vistazo en la web por si alguien lo había escrito antes y mejor que yo y, por supuesto, lo he encontrado. Jose A. Alcalde López ha compartido este documento en SlideShare que explica muy bien por qué y cómo se pueden usar los pen pals en la escuela. Yo, con vuestro permiso, voy a dar también mi opinión.

  • Las lenguas se deben aprender en un contexto comunicativo. Presentarse ante tus compañeros de clase en quinto de primaria cuando llevas con ellos y ellas desde los dos años es ridículo, por mucho que la actividad del libro lo pida. Si esa actividad se la mandamos a alguien que no nos conoce, nos estamos presentando de verdad, estamos tratando de enviar un mensaje. Ese debe ser el objetivo de cualquier tarea escrita. 
  • Escribir para alguien que no sea la profesora de inglés motiva. Si yo sé que mi carta la va a leer alguien que de verdad está deseando recibir noticias mías, me voy a esmerar más en hacerlo lo mejor posible. Si, además, esa persona es nativa en el idioma en el que me estoy comunicando, más todavía. 
  • No todos nuestros alumnos y alumnas van a tener la oportunidad de conocer hablantes nativos de inglés. Los viajes al extranjero son un lujo para según qué familias, ya ni hablamos de cursos de idiomas en Inglaterra o Estados Unidos. Así igualamos el campo de juego, dando las mismas posibilidades a todos y a todas. 
  • Comunicándonos con otros y otras en la lengua extranjera nos damos cuenta del valor que ésta tiene. Es lo que tenemos en común, lo que nos une, con lo que nos comunicamos. 
No solo nos comunicamos escribiendo. Internet permite mandar fotos, vídeos, archivos de sonido. Portales como Youtube o Vimeo son formas estupendas de poder intercambiar archivos que no cabrían en un email, y además podemos usarlos para más cosas (una presentación en el blog de aula, un mensaje navideño a las familias...). Siempre con cuidado y teniendo en cuenta que tratamos con menores, por supuesto. He aquí una breve lista de cosas a tener en cuenta cuando nos comunicamos con otra clase:
  • No permitas que intercambien datos personales, más allá del nombre y la edad. Yo controlo todos sus mensajes y los mandan a partir de mi cuenta. Un año organicé con la otra profesora una carpeta en Dropbox donde iba metiendo todas las cartas que los niños y niñas escribían. Ellos y ellas en ningún momento tuvieron la dirección de correo de los miembros de la otra clase y nosotras controlamos todo el contenido de las cartas. No se trata de corregir el lenguaje o censurar ideas, sino de asegurarte que no están compartiendo nada que pueda poner en peligro su identidad. 
  • Asegúrate de tener el permiso de las familias para mandar imágenes. No tienen por qué salir del entorno educativo y no tienen por qué ser expuestas en ningún medio. Youtube tiene un modo oculto que es muy práctico para "esconder" vídeos. Puedes invitar a quien sea por medio de email, pero nadie que no tenga tu invitación puede acceder al vídeo. 
  • Pide a la otra profesora que respete la intimidad de tus alumnos/as. Seguramente ella también tenga restricciones, pero por si acaso.

Escribir es un rollo. ¿Cómo puedo sacarle más provecho?


Prepara un power point sobre la escuela (si tienes asignatura de tecnología, este proyecto es perfecto), o ponlos a trabajar por grupos sobre un tema que les interese y que quieran compartir con la nueva escuela. Graba un vídeo con una breve presentación de cada uno de tus alumnos/as (Youtube tiene una excelente herramienta de edición de vídeo por si, como yo, eres un poco desastre con los programas que hay por ahí). Manda tarjetas de Navidad por correo ordinario, con un pequeño regalo o souvenir típico de tu ciudad. Haz un vídeo en el que les enseñes el colegio, con alumnos y alumnas de otras edades, profes y todo. Crea un periódico con las noticias locales de tu ciudad para que lo lean al otro lado del charco. Las posibilidades son infinitas. 

¿Pero yo con quién hablo?


Tengo la suerte de tener amigos y amigas extranjeras que también son docentes y con los que me pongo de acuerdo a la hora de llevar a cabo la actividad. Su lengua materna es el inglés y eso anima a mis alumnas y alumnos a usar el idioma lo mejor que pueden, porque quieren que les entiendan. Pero no hace falta tener contactos, porque hoy en día hay páginas como ePals que te permiten registrarte como profesora y buscar una clase que te interese. Yo te recomiendo que sea una clase extranjera con un nivel de inglés parecido al de la tuya; si son nativos, probablemente les interese practicar el segundo idioma que están aprendiendo y, además, su nivel será demasiado alto, pero si también están aprendiendo inglés como segunda lengua tendrán un nivel parecido y mucho interés por aprender (en mi caso hay muchos motivos por los que funciona con nativos, como su nivel académico o que el inglés es su segunda lengua por más que sea la oficial del país). Mi experiencia es que es mucho más motivador escribirse con alguien extranjero que con el vecino de al lado, pero si te sale la oportunidad de comunicarte con una escuela cercana y luego podéis hacer que se conozcan, tampoco es mal plan (de hecho, es lo que voy a intentar yo este año, a ver qué sale). La gente que ha utilizado páginas como ePals habla maravillas de ella; te recomiendo probarlo, no pierdes nada. 


Como digo, yo llevo poniéndome en contacto con otra escuela tres años, y he visto resultados muy positivos. La niña que nunca habla en clase se abre y se esfuerza en contarle su vida a su nueva amiga, o el niño que no tiene ningún interés en el idioma se molesta en buscar la forma correcta de decir algo porque quiere que le entiendan. Merece, y mucho, el tiempo que vas a emplear grabando vídeos, editándolos y subiéndolos a la red (ay, las conexiones velocidad tortuga del colegio...). Piensa en cómo hubiéramos flipado de pequeñas y pequeños si un día nuestro profe de inglés nos hubiera dicho "este año nos vamos a cartear con una clase de Grecia". Así flipan hoy en día también, aunque sea otra generación. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Classroom Activities: Questionnaire


Today I come with an activity that you can use in the classroom. It should be used at the beginning of the school year, but it works fine anytime with a class you don't know well. The idea is that the children create their own questionnaire, writing the questions themselves, and then move around the class to ask them to at least one child. Pretty simple, nothing new under the sun, but effective and highly motivating.

I did this in sixth grade at the beginning of the school year, but you can do it in any grade you see fit, as long as they have the needed language to create the questions. I already know the class and they know each other well, but we had a new student this year and I thought it would be a good way of giving him a chance to know his peers. We did this activity in groups to account for different levels, so everybody had help while doing this (apart from mine, that is). The steps were more or less as follows:

  • I explained the task (always in English) giving them oral examples of what a question is. I asked questions to some students who were capable of answering, and then tried it again with the ones that have more trouble. This took about 5 minutes. 
  • As a whole groups, we wrote four questions on the blackboard. All of them were questions they had already heard a million times, but it was a good way for them to review. This took also around 5 minutes, maybe a bit more. 
  • I told them to write another six questions in groups. They were supposed to be as original as possible, trying to get new information from their classmates. I walked around the class to help while they worked in groups of 3-4. This can take up to 20 minutes. 
  • Once they had finished, they were told to stand up and choose a person with whom to practice. They had to ask all ten questions to the same person and write down the answer. The goal here was communication, so one-word answers were OK. We did this until the end of the class. Some students got to ask two partners. 
It worked very well, and even the students who rarely speak in class got some speaking practice. It was a good way to review questions, and a good way to get the blood pumping after a long summer. Some of them were pretty creative with their questions, too, and they learned a few grammar points that we hadn't worked on before. All in all, great experience. I encourage you to try it. 

jueves, 10 de septiembre de 2015

Septiembre: el retorno.




Se acabaron los cinco días de paz y tranquilidad que el Ministerio de Educación (o las buenas costumbres, no me queda claro) nos regalaron para organizar los ciento ochenta días de curso lectivo que nos vienen por delante. Esta semana han llegado los monstruos y las "monstruas", y ahí nos hemos puesto nosotras y nosotros, la bata bien atada, el botón que se cayó el año pasado aún sin coser, las fotocopias hechas y la mesa aún ordenada, aunque ya apunta maneras y empiezan a definirse montoncitos que se convertirán en montañas antes de octubre. Si eres nuevo o nueva, igual soñabas con hacer una entrada triunfal en tu primera clase, dejar a tus alumnos y alumnas de piedra con una lección de esas en las que todos se levantan y te dan una ovación y empiezan a gritar eso de "oh, capitán, mi capitán" subidos a la mesa mientras tú lanzas el libro de texto por la ventana, pero ya estamos a diez de septiembre y probablemente te habrás dado cuenta de que de eso nada. Horario de mañana, reuniones a todas horas, niños y niñas que no aparecen en la lista, plazas de profesorado aún sin cubrir... Lo de la clase con ovación incluida déjalo para enero, que igual los Reyes Magos te traen una varita mágica y hay suerte.

Lo que no significa que no hayas tenido una semana (o tres días) más que completita, aunque tus horas delante de la pizarra hayan sido mínimas. Si tu experiencia ha sido parecida a la mía, probablemente te haya tocado ya tu primera sustitución con un grupo que no conoces, limpiar algún moco, calmar alguna lágrima y el primer encontronazo con un padre o madre que quiere que su hijo se quede al comedor según a él/ella le convenga, como quien pide mesa en un restaurante (por poner un ejemplo de antojos, vaya). Puede que, como yo, ya hayas desatascado la fotocopiadora un par de veces, hayas aprendido cómo imprimir desde el ordenador con el programa nuevo, te hayas intentado apuntar a un curso sin éxito porque la aplicación informática está saturada y te hayan cambiado el horario de clase tres veces (y todas las habías pasado a limpio, con colores distintos para cada clase, cada hora... monísimo). Quizás te haya tocado también barrer una clase llena de bichos o pasar el rodillo con pintura fresca por unas paredes demasiado manoseadas, o mover muebles a pulso de un lado a otro del pasillo (y es que el bedel, pobre, no llega a todo) mientras los niños revolotean a tu alrededor y tratan de contarte algo sobre sus vacaciones.

Tranquila. Tranquilo. Es normal. Se llama "comienzo de curso", de apellido "jornada continua", y vuelve loco y loca a las mayores profesionales. Tú piensa en las tardes de verano que aún te quedan en las que no tienes que llevarte a casa nada para corregir, y disfruta, porque se acabará pronto. El otoño llegará antes de lo que esperas; refrescará, lloverá, pero a ti no te importará, porque no podrás salir de casa hasta terminar de corregir las veinte redacciones que te has traído de deberes.

El curso ha empezado. Tu vida como la has conocido en julio y agosto ha llegado a su final. Bienvenida a la normalidad. Bienvenido a septiembre.