miércoles, 11 de mayo de 2016

A vueltas con la evaluación

Creo que ya lo he dicho antes en este blog: la evaluación de los conocimientos es mi talón de Aquiles. No sé hacerlo bien, no me fío de mi percepción de los alumnos, y siempre termino poniéndoles un examen escrito que, la mayoría de las veces, me evalúa a mí más que a mis alumnos y alumnas. Por no hablar de lo horroroso que supone corregir setenta exámenes a la vez, lo atrasada que me quedo siempre y lo inútil que es darles una nota del tema anterior cuando ya hemos dejado de hablar de ello. ¿Cómo repasas los puntos débiles que ves que no han quedado claros si ya estás a otra cosa? Un desastre, vamos.

Pero no sé hacerlo de otra manera. Necesito una herramienta que me sirva para juzgarles, por duro que suene eso. Siendo una asignatura de evaluación continua como es el inglés, quizás debería bastarme con corregir los libros de ejercicios (pero los hacen en grupo, con lo que no sé, en realidad, cuánto saben ellos), o hacer presentaciones orales (que las hacemos, sí, pero poco a poco), o juzgarles por lo que participan en clase (sí, muy bien, pero ¿y los que nunca levantan la mano?). En primer ciclo no hago exámenes escritos y me dejo llevar por las rutinas de clase. Tengo una idea muy clara de qué niños y niñas lo entienden todo y quienes no entienden absolutamente nada, pero luego hay una gama muy grande de niños y niñas que están en el medio. Quizás comprendan el lenguaje de todos los días pero no son capaces de producir, o puede que parezca que entiendan pero en realidad son muy buenos y buenas imitando a su vecino/a. En un segundo de primaria no voy a hacer exámenes escritos (algunos están aprendiendo a leer en tres lenguas a la vez, no voy a llegar yo a liarles con el inglés), pero sí es cierto que la mayoría de mis notas en primero y segundo están basadas en la actitud en clase. ¿Es eso bastante? Yo creo que no. Pero no sé evaluar.

Corrigiendo los exámenes esta mañana, me he dado cuenta de que mi fuerte es el lenguaje oral y la comprensión (ya sea oral o escrita). La gran mayoría de mis alumnos/as han hecho bien las actividades de listening y de comprensión lectora, pero han fallado cuando les ha llegado el turno de producir lenguaje propio. Como herramienta de evaluación de mi trabajo, me es muy útil, pero la verdad, como herramienta de evaluación de los peques, una porquería. Ya han aprendido a hacer exámenes. Si no tienes ni idea y hay preguntas de "true or false", contesta a todo "false" y alguna acertarás. Así ha sido toda la vida.

Meta para el curso que empezará en septiembre: mejorar mi sistema de evaluación. Anda que no me queda trabajo por hacer.

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